miércoles, 10 de octubre de 2012

vii



El fin de la escritura  porque las palabras son de quien las tuerce aún en la punta de la lengua y no pertenecen siquiera a tiempo alguno. Ni un sentido determinado les es cualidad intrínseca (ni a las palabras y ni a la escritura) ni el orden interno o externo las conmueve a la pertenencia o el deseo; engaño monocromático, regalan ilusión, deseo, acaso sentido de pertenencia. He ahí que el fin de la escritura sea su comienzo.