miércoles, 10 de octubre de 2012

vii



El fin de la escritura  porque las palabras son de quien las tuerce aún en la punta de la lengua y no pertenecen siquiera a tiempo alguno. Ni un sentido determinado les es cualidad intrínseca (ni a las palabras y ni a la escritura) ni el orden interno o externo las conmueve a la pertenencia o el deseo; engaño monocromático, regalan ilusión, deseo, acaso sentido de pertenencia. He ahí que el fin de la escritura sea su comienzo.


viernes, 27 de abril de 2012

vi



El fin de la escritura porque la pregunta es por la realidad. Y el problema de esa pregunta es que no puede ser contestada desde el lenguaje, nunca debió… Algo, un vidrio, de una ventana, se rompe, hace no mucho… y un viento comienza a sacudir la casa. Pero el fin de la escritura es su comienzo porque no hay deslinde sin la orilla otra que tense la posición definitiva. La definición es la armonía impensada, lo indefinido consolidado. Desconfíen niños del mundo. 

martes, 10 de abril de 2012

v


Donde el fin es el comienzo la ruptura, la voz del terremoto (que no el terremoto), el alumbramiento de la razón (que no la razón), el hombre (que no el padre), la mujer (que no la madre), el suicidio o la entrega (que no el hambre, de jugosa anatomía, bailando sola).

El fin de la escritura es su comienzo porque se accede al mundo, al imperio de la carne, se aprehende, se trastoca, una pincelada, con un cincel, y presente, pasado y futuro son materia viva. Pero es sólo un instante si se accede (tentador instante) porque todo es nada (y con eso ninguna luz por más fija puede) si no es uno. Y el vacío ante la muerte (que no puede más que otro comienzo, espacio sin siquiera la certeza del mote) (el vacío) rompe sus pendones con bombo y platillo, pero más bien una flauta con un diapasón tranquilo como la repercusión necesaria.

lunes, 9 de abril de 2012

iv


El fin de la escritura porque todo llega a su fin pero pocas cosas hacen de él su comienzo. Donde termina la escritura comienza la escritura porque se abre al cuerpo y a la mecánica desde el intelecto, que no es menos corpóreo. Ciertas escrituras hacen otras escrituras (otras se escriben exclusivamente en el silencio), la escritura comienza ya desde el cuerpo así para volver a él. He ahí su peso tan terrible y que a la vez no le pertenece ni le pesa.  Es un instrumento portentoso, porque enfrenta la muerte, es el tiempo y la memoria, y se parece tanto al ser que somos; pero es sólo un instrumento que ni está ni se significa a sí mismo (nunca). El fin de la escritura porque es un instrumento de aire; y su comienzo por ser un instrumento al fin.  Tú nunca sabrás lo que te deparan estas letras, me dice. Y es como si te lo dijera a ti. Y ambos sabemos que está fuera de control. Pero es necesaria esa dinámica suicida de nacer dos veces.  Para ejercer el placer de la vida y la muerte, para tener donde escribirse dos veces. 

sábado, 7 de abril de 2012

iii


El fin de la escritura es su comienzo dice TIRESIAS.- Este día te engendrará y te destruirá. La escritura elude el círculo vicioso de la tragedia, nombra la tragedia, la señala, permite la contemplación del eterno retorno y así eludir la ilusión zafral de pasado superado. Círculo vicioso transmutado en círculo virtuoso. Ayuda a la vida. La escritura mira al pasado desde un espejo retrovisor, no pierde el ojo del fin, del camino y del comienzo. Los cuarenta tonos que el sol dibuja en su piel han sido fruto de fríos cálculos. Ve a la historia de frente porque aunque se ha sumido en sus letras, lo hace pensando (viendo de frente) que ha de terminar de deletrearse y saldrá al mundo (nunca perdido de vista) asegurado un futuro humano. EL fin de la escritura es su comienzo… y vuelve de la mano a la hoja al olvido a la vida… 

miércoles, 14 de marzo de 2012

ii



el fin de la escritura es su comienzo. El más allá de sí que la estimula es su constante y su deseo a pesar de la fractura que su propia naturaleza impone. Sus mejores realizaciones alcanzan, resanan, tienden puentes tan reales como alegóricos o reales por alegóricos, porque sólo en la tensión de su falsedad nominada las dos habitaciones vibran y se contempla y se salva. El fin de la escritura porque la escritura no deja de maldecirse, ahí su fractura siempre sangrante, su vital herida de muerte. Habrá de ser otra y la misma cada comienzo como el mar de Borges. Porque la escritura sabe que sólo es escritura cuando la realidad la toca, la hace translúcida para unos ojos, unas manos que la hacen real y la olvidan, y ante la noción de la noción refleja de su propia muerte la van necesitando como el aire; su deseo es su muerte y sólo ahí encuentra su constante, su principio. No deja de desear lo que tiene en la punta de la lengua su signo cáustico, lo que el signo guarda de primordial y necesario. Quisiera ella misma su punto de fuga, incluso, su cero en el tiempo, su propia o. Pero ahí donde no es escritura, donde se deslinda, donde la distancia es insalvable, otra escritura, ella misma, se va tejiendo y apuntala los puentes tirados con nuevos puentes y amplía el registro de lo real que colma mientras se expande en sí, desborda y se deslinda de nuevo. Una escritura anunciada. Un huróboro, y Apollinaire y Mallarmé, para decir su multitudinario nombre. La distancia en que se reproduce es insalvable, pero el espacio es fractal a cada fragmento en que lo miramos. Aprender a contar como cuenta las aves. Un mismo ritmo en contrapunto las dos piernas y lo fundamental cierto es fundamental relativo y algo en lo categórico diario oscuro es claro y da calma y camino y posesión única del instante de lo a esa hora sólo aparente doble irreconciliable. 

viernes, 20 de enero de 2012

i

El fin de la escritura. El fin de la escritura es su comienzo. No hay seguridades. Salvo la seguridad de la pérdida, de la conciencia de la desorientación, del sinsentido al grado en que todo intento de significar es válido, justo válido (ha de quedar claro, ojalá, que fue digno cualquiera…)... Lo que busco va y viene en una contradicción. Su estirpe proviene del estadio de las revelaciones frustradas en el orden en que las cosas se disponen circunstancialmente ante la realidad (ante el imperio de lo real). De una revelación más bien entrevista y por eso estadio y por eso revelación, por revolución. Porque la verdad es un instante de lo falso.  (no puede ser "verdad", por ejemplo, porque la verdad es absoluta y no admite diferencia, ni siquiera par mínimo y dónde quedaría la escritura, el mundo, que sin embargo quedan) Y porque cualquier traducción lógica es inútil si las palabras no pueden tomar distancia, apenas se alejan ya son atraídas, y el sentido vuelve a ese cúmulo borbotante que es la idea tensa en el pendular de una contradicción. Hace el abismo de una olla borbotante, el abismo sobre el agua de las fuentes. Por eso lo turbio, lo inconstante, lo fragmentario. 

jueves, 5 de enero de 2012

Presentación

Creo que 2012 es un buen año para el blog apocalíptico. Quizá es el peor año para escribir un blog. El fin de la escritura es un blog del año del final de los tiempos. Una patada de ahogado con la gracia de un bailarín que no sabe nadar. Es un tributo a lo efímero y otra estatua a lo real. La escritura de la resistencia, escritura del desencanto, escritura posutópica. El fin de la escritura es su comienzo.
Apocalíptico, inconcluso. Definitivamente inconcluso. Fragmentario y precario ¡receptáculo de lo universal volátil! Volátil veloz el verso y el anverso en la textura de la imagen del mundo. Un blog es perfecto. Pero un blog es perecedero, veloz e imperfecto.

El fin de la escritura. Un muerto viviente. Una horda de zombis. La escritura escribiendo su muerte. Pero si alguien, después de todo. Si estás leyendo esto. Si atravesaste estas letras hasta este punto. Y encontraste algún sentido. Entonces valió la pena. Sobre vivir y. El fin de la escritura es su comienzo.